Un año con Mojito

Hoy hace un año que Mojito llegó a casa, parece mentira la cantidad de cosas que han ocurrido desde entonces...

Cuando le busqué (o me buscó) y vi su foto, me pareció la cosa más tierna del mundo, con tres meses, un esbozo de pantera en miniatura que sólo pesaba unos gramos. 
El día que le fui a recoger, estaba esperándome en la puerta junto a su familia de acogida; no maulló en el trayecto a casa, ni se sintió desorientado; entonces pensé "qué suerte he tenido con este gatín, qué bueno es". 
Hoy, creo que él sabía que iba a "su casa", a "su familia", y que le necesitábamos mucho.
Desde fuera, parecía un cachorro hiperactivo, siempre saltando, feliz todo el día; bueno, la verdad es que es así. Pero detrás de esas carreras que se pega solo por la casa, de haberse colgado boca abajo de una caja para dormir, cual murciélago, he descubierto a un animal muy sabio, y que la sabiduría no tiene muchas veces nada que ver con la edad.

En un año, me ha enseñado a guardar los tiempos y a respetar los espacios de los demás, me ha enseñado que cuando uno se sabe querido, hay momentos en los que no hacen falta muchos signos.
Si Nala está en modo protagonista pidiendo mimos, él espera al lado. Incluso cuando ella le aparta, entiende que está malita y que necesita ese espacio.
Porque sabe que la verdad es que ella le adora, y que Nala necesita reafirmar esa atención que tanto busca. Por eso él espera... ¡para luego saltar corriendo sobre ella en el pasillo!
Es increíble como nunca la pierde de vista, cómo la cuida. Hablan de los perros guardianes, más de uno debería ver de cerca a los gatos.

Vive feliz independientemente de lo que ocurra alrededor, le da igual todo mientras tenga a su familia, su tardes de juegos y rascadores, y pueda tumbarse al sol junto a la ventana. El gato tierno por excelencia... En una palabra: sólo le preocupa lo importante, el resto, qué más da.
Ahora, si hay Reiki, allí que se nos planta porque ¡cuidarse es lo primero!! 

Mojito, hoy sé que eres una pantera, pero quizá no en miniatura, por muchos motivos.

Namaste

Cristina