Mi regalo anticipado de Navidad

Con estos días de calor y tanto cartel luminoso, tanto ruido y tanta gente, parece difícil sentir el espíritu navideño, ¿verdad?
Pero te miro a mi lado, envuelto en tu mantita, con el sueño perdido, y siento que he recibido un regalo anticipado...

Horus ha llegado a mi familia hace sólo unos días, pero de una manera que no alcanzo a entender, sin proponérselo, este abuelito de 18 años ha conseguido meterse en mi alma.

Como las cosas más bonitas de la vida, llegó de repente, a través de una protectora de la que ni siquiera había oído hablar. No llevaba ni un minuto leyendo su historia, y ya estaba ofreciendo mi casa para que viniera... Ofreciendo... Quizá algún día los humanos entendamos que son ellos quienes ofrecen y dan en realidad.
Me acordaba de África, que vivía rodeada de amor con la misma edad, en la misma casa y la misma familia en la que creció, y sentí que un gatito así merecía lo mismo. Que daba igual la historia que llevara a sus espaldas, la pérdida que le hubiera llevado a estar sin su persona...

Y qué equivocada estaba, porque no da igual. 
El gato que tengo a mi lado ha pasado por cosas ante las que cualquiera de nosotros habría tirado la toalla, pero Horus ha elegido seguir viviendo. Ha elegido confiar en alguien a quien nunca había visto, aceptar a otros dos gatos a los que no conocía. Y lo ha hecho desde el mayor de los respetos y desde la sabiduría más profunda.
Sólo le siento por las noches, cuando maúlla perdido por el pasillo, llamando a una vida que ya no está. Pero le llamo por su nombre para que me encuentre y regresa, confiando.

Me siento a su lado cada tarde para que me abrace, para que baje todas las revoluciones a las que voy cuando entro por la puerta; me trae al centro y hace que sólo escuche. Creo que hay que ser muy sabio para conseguir eso.
Ronronea muy bajito y me mira con sus ojos de cristal, como una piedra emisora de mimos.

Querido Horus, lo que emites en realidad es la energía de un maestro, la de un gran jefe.
No sé el tiempo que te quedarás conmigo, y la verdad es que tampoco importa, porque sólo conocerte merece ya la pena.
Aunque sí espero que quienes lean estas palabras, entiendan lo maravilloso que es adoptar un abuelito, todo ese amor libre que elegís darnos.

Namaste

Cristina