Cuando tu compañero se despide... hasta la próxima

Desde que somos pequeños, oímos historias sobre la vida y la muerte, sobre el más allá. Qué nos espera, cómo es... Para algunos ni siquiera hay algo más.
Quizá sea un misterio que no podamos desvelar hasta que estemos allí.
Y nuestros compañeros, ¿dónde van? Incluso los más religiosos consideran que nuestros animales carecen de alma y que, por tanto, para ellos sólo existe la vida terrenal, por la que pasan sin darse cuenta del mundo a su alrededor.
Creo que estas personas no han convivido con un animal, y si lo han hecho, se han perdido la mitad de la película.

África se marchó hace un mes, después de pelear durante mucho tiempo, de aferrarse a una vida en la que era feliz, con una familia a la que no quería dejar.
Tenía un carácter más fuerte que el de muchas personas, y una tenacidad que ya querría para mí.
A todo esto, yo le llamo "conciencia", de uno mismo y de cuanto ocurre. 

Ahora, volviendo la vista atrás, veo que hicimos el proceso en paralelo: ella se preparaba para irse, y nosotros para dejarla machar.
Pasó por la etapa en la que se negaba a continuar su viaje, porque estaba muy cómoda aquí, para pasar después a la aceptación. Y entonces, lo dijo.

Cuando llega la hora, toca que nosotros estemos ahí por ellos, hasta el final.
Tenemos que prepararnos para que en ese momento, por tristes que estemos, sepamos acompañarles como merece quien ha compartido tantos años de tu vida. No dejarles solos en una habitación donde no conocen a nadie, en una camilla de metal fría. 
Es cierto que puede ser duro, que podemos ver algo desagradable, pero, ¿no es acaso más duro sentir que tu compañero no te vio ahí cuando cerró los ojos?
Antes de dormirla, hablamos con Laura Trillo, para que nos ayudara en ese trance, a todos, quizá más a nosotros que a ella. 
Porque África estaba tranquila; sabía que era el momento, que tocaba seguir el viaje, y de hecho, tras la inyección, se quedó quieta, se durmió muy rápido.
La envolvimos en una sábana para que estuviera guapa, por respeto al cuerpo que guardó una compañera maravillosa.
Al día siguiente, sentía que un camión me había pasado por encima, faltaba algo en casa. Pero al tiempo, ese vacío se convirtió en un recuerdo y en una vivencia divertida, increíble, en un montón de enseñanzas del ser con más presencia que he visto nunca.

Hoy sé que África ha seguido su camino. 
Me enseñó que esto no es sino un pequeño intervalo de algo mucho más grande, que merece la pena ser vivido.
Y mientras tanto, ha dejado un gran relevo y un gran legado por el que me siento feliz.

Namaste

Cristina



1 comentario:

  1. Da igual lo que piensen otros, si buscas en tu interior sabes con toda certeza que te reencontraras con África. Yo sé que un día volveré a verme cara a cara con el que era mi perro. Tengo muchas cosas que decirle. Por ahora estoy con los nervios de la situación inversa, a la espera de adoptar a mi gatita que llamaré Ayla. Seguro que me da tanto amor como el que plasmas en tus palabras. Estoy ansioso por iniciar esta nueva aventura, al ciclo vuelve a empezar.

    ResponderEliminar