Martes 13

Pues sí, el pasado martes día 13 llevé a mi gatín negro a castrar... O a una le gustan los riesgos o bien no mira el calendario...
Mojito ya tiene 7 meses, así que era hora de esterilizarle.
Tenía programada la intervención a mediodía, así que sobre la una de la noche anterior le retiré la comida.
Importante: no es agradable que tu gato pase hambre, pero que vomite durante la operación es peor y pone en riesgo su vida. 12 horas de la intervención debemos retirar el alimento; hay foros que dicen que con 4 horas es suficiente. Por favor, haced caso al veterinario.
Para que todo fuera lo más rápido posible, y ahorrar a Mojito y Nala la pregunta de "¿Y mi desayuno?", dejé el transportín y la cartilla de Mojito lista. Así, sólo tuve que saltar de la cama, meter al enano en la cesta, dejar a Nala su desayuno listo y salir al veterinario.
Desde la noche anterior, tenía el feliway puesto, y en el coche también lo cargué.
Mojito es muy bueno, pero aquí la presente madre sufridora no estaba en su mejor momento, y los gatos son muy sensibles a nuestras emociones.

En 20 minutos estábamos en la clínica; sacaron a Mojito de su cesta y me explicaron los pasos que iban a seguir.

¿En qué consiste el proceso?
- Analítica de sangre para reconfirmar que todo está correcto, y tener además un historial de nuestro animal.
- Cirugía. La castración en los machos consiste en la extirpación de los testículos. Al realizarse el corte sobre piel, es mucho menos invasiva que una esterilización en hembras, donde sí se corta músculo. Además, por el tipo de incisión y los puntos que lleva, no es necesario el uso de campana.
- En mi caso, aproveché también para ponerle el microchip.
- Observación en las horas siguientes.

En el siguiente post, os hablaré de la operación de Nala y las diferencias que ha habido entre ambas.

Postoperatorio
Por la noche, pasé a recogerle. Tenía la pechera pelada por las prueba preoperatorias, la patita por la vía y, por supuesto, su zona pudiente.
Llevaba antibiótico y analgésicos inyectados, así que no tenía que preocuparme ni forzarle a tomar pastillas.
Para haber pasado por un cirugía, el muy gamberro estaba bastante despierto. Creo que yo tenía muchas más ganas que él de llegar a casa...
El recibimiento de Nala no fue el deseado: como venía impregnado con el olor de un hospital y de otros animales, precisamente besos no le dio, aunque a los 20 minutos la situación se había normalizado.
Me comentaron en la clínica que era posible que Mojito no quisiera comer, ni tan siquiera tomar agua, aunque en mi caso, ¡se zampó dos bolsas de comida húmeda! Pobre.
¿Cómo pasó las 24 horas siguientes? Durmiendo como un bendito.

La mañana del segundo día me despertó saltando como un mono por la casa. Mejor señal de recuperación no hay.
Pasadas las 48 horas, tocaba revisión. Todo estaba normal, aunque seguía inflamado, pero la herida estaba prácticamente cerrada.

El viernes pasado le dieron el alta. Sí noté que ahora ir al veterinario no le gusta tanto, llevaba bastante miedo, pero aún así, se dejó explorar sin problema.
Ha pasado estos días con toda normalidad, jugando y brincando. Le ha crecido bastante el pelo, y casi no se le nota el rapado, aquí os dejo una foto:

¿Mojito se pasará ahora el día durmiendo? 
Al contrario de lo que muchos piensan, castrar a un animal no supone que éste se vuelva un tranquilote (sobre todo si hablamos de cachorros) ni que gane peso de repente, para eso existe el pienso específico de gatos esterilizados y nuestro criterio a la hora de alimentarles.
Mojito tiene 7 meses y Nala dos años, ambos castrados. Creedme, los maratones por la casa y saltos por encima del sillón no han terminado. Eso si, nada de arañar cortinas ni tapicerías.
¿Qué supone para un gato?
Evitas el proceso del celo, cuando no pensamos cruzarle, marcas de territorio, patología futuras... 

Con esta operación, he podido ver una vez más el papel tan importante que el veterinario va a jugar en la vida de nuestros compañeros. 
Si bien es una operación sencilla, no deja de ser una cirugía que entraña sus riesgos, con anestesia general de por medio. Por eso creo que es fundamental dejar a nuestros animalines en manos de profesionales que sean de confianza, que les conozcan tanto a ellos como a nosotros.
Además, al igual que en salud humana, un buen profesional pedirá ver al gato a los dos días y a la semana para darle el alta, no va a desentenderse.

Gracias a los astros y al equipo de veterinarios tan maravilloso que le atendió, todo salió bien. Y gracias también a mi amiga Susan que ese día tuvo que sufrirme...

Namaste

Cristina

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