Nuestro amigo llega a casa

Abrimos la puerta de casa con un micro minino en brazos. 
Nunca hemos tenido un gato en casa, pero con esa carita de bueno que tiene, seguro que se portará muy bien...
Y será así, siempre que sigamos una serie de pasos básicos.

Por lo general, el gato es un animal asustadizo (a excepción de Mojito, del que hablaremos más adelante), de modo que en su primer contacto con nuestra casa, debemos crear un espacio de tranquilidad y seguridad para él.
Los gatines son muy tiernos y es tentador que toda la familia se eche sobre él para cogerle, pero será mejor ir poco a poco. Recordad que los gatos no son perros; no son ariscos, simplemente funcionan de una manera diferente y debemos respetar su naturaleza.

Lo ideal es haber preparado una habitación sin ruido donde nuestro nuevo amigo pueda ir familiarizándose con el entorno; si le dejamos en mitad de la casa, se asustará: recuerda que son pequeños y le puede resultar un sitio inmenso.
En su habitación, deja una mantita suave o un cojín blandito, con agua y comida, y algunos juguetes. 
Os recomiendo haber enchufado un difusor de Feliway; genera una copia sinténtica de las feronomonas que emiten los propios gatos para marcar su terreno, de modo que les tranquilizará bastante.
Abre el transportín y deja que sea él quien salga a explorar, a su ritmo.

Será el propio gato quien te dirá si ya está preparado para seguir explorando otras habitaciones. Unos gatos tardan más que otros; como las personas, cada uno lleva su propio ritmo.
Os pongo tres ejemplos:

- Cuando África llegó a casa, la dejamos en el salón. Sólo tenía seis meses, y resultó ser un espacio inmeso para ella, así que corrió a esconderse debajo del sofá.
Después de un par de horas, ya empezó a salir y a explorar. Me senté junto a ella y dejé que me reconociera, que fuera ella quien se acercara. Llevó un buen rato eso sí.

- Con Mojito fue todo más fácil. Había preparado una habitación como os había dicho, con el difusor puesto desde unas horas antes. Aunque no sé si habría sido necesario: salió disparado del transportín y empezó a recorrer toda la habitación, pidiendo que le abriera la puerta. Estaba literalmente "como gato por su casa" y tomó posesión de todo el territorio. Siempre ha sido un gato feliz, es un crac...

Sea como sea nuestro gato, lo mejor es crear un espacio en el que se sienta seguro. Habladles en una voz tranquila y procurad no estrujarles por achuchables que resulten.
Escuchadles, porque serán ellos quienes nos digan si están preparados para que les acariciemos, les abramos la puerta... 
Si reconocen que sólo vamos a darle cariño, y que seremos su nueva familia, lo conseguiremos enseguida y comenzará una amistad maravillosa.

Namaste

Cristina

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