¿Por qué dos gatos?

Siempre he creído que los animales, entre los que nos incluimos amigos, hemos nacido para estar en compañía; ningún animal se desarrolla de la misma forma sin crecer junto a su misma especie.
En el caso de Nala, por mucho que yo jugara con ella, por compenetradas que estemos, pertenecemos a razas diferentes, y no nos comunicamos de la misma manera.
Además, son muchas las horas que pasamos fuera de casa, bien sea por nuestros trabajos o en nuestro tiempo de ocio. Y durante todo ese tiempo, nuestros mininos se quedan solos en casa.
Cierto, pasan muchas horas durmiendo, pero no todas. Pese a su carácter independiente, a veces muy mal entendido, son seres sociales que necesitan de otros de su misma especie.
¿Cuántas veces os ha saltado vuestro amigo encima y parecía que quería pelea? ¿Llegáis a casa y había alguna que otra revista destrozada? No son sino llamadas de "me aburro y no quiero estar solo!!" Si dejáramos a un niño solo en casa todo el día, pasaría algo muy parecido.
Y luego está el concepto de "mi gato me ataca"... 
Mucha gente tiende a jugar con sus compañeros con las manos, fingiendo una "pelea", porque parece que al gato le gusta y es divertido.  Cuando son cachorros hacen gracia y son "muy monos", pero he aquí un secreto: cuando crecen, sus uñas y su fuerza lo hacen también. 
¿Creéis que jugar con nuestro gato a que nos arañe o muerda la mano es normal? No, por un simple motivo: tienen uñas y hacen daño. Y si nos llevamos un zarpazo, la culpa ha sido única y exclusivamente nuestra.
Ellos se limitan a jugar si les incitamos, y lo harán de la única forma que saben, siguiendo su instinto.
¿Verdad que ya no hace tanta gracia?
Pero tranquilos, tiene una solución muy sencilla: darles un hermano con el que puedan jugar como lo hacen los gatos, con el que pasen todas esas horas que nosotros pasamos fuera, con el que puedan crecer y vivir felices.

Sí, es cierto, son más gastos: más comida, más arena, veterinario... Y también más momentos divertidos, más compañía, más amor desinteresado. En vez de dos copas, te tomas una, en vez de comprar más camisetas que no necesitas, compras un paquete de pienso.
En mi caso, me compensa, porque he dado un hogar a un animalito que estaba en la calle, y porque Nala, otro animalín que no ha hecho sino darme cosas buenas, es mil veces más feliz.

Fue algo que vi perfectamente cuando Mojito entró en casa. 
La forma en la que juegan juntos, como cuidan el uno del otro y se comunican, me hizo entender que un gato (=cualquier otro animal) es mucho más feliz cuando tiene a su lado a un ser de la misma especie. Necesitan compañeros, al igual que nosotros.
Cuando llego a casa, por supuesto salen como locos a recibirme a la puerta, pero sé que lo hacen porque se alegran de verme, no porque lleven todo el día solos en un sillón, preguntándose cuándo vendrá alguien a verles.


Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo una.

Namaste

Cristina 


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